En el 2018 escribí este libro, nunca había escrito para los más pequeños. Inspirada por los cuentos que leía en el blog de mi querida amiga Sari Carmen, (a quien siempre doy las gracias tanto por este medio como en las páginas de agradecimiento de mis libros) di rienda suelta a mi imaginación y cree a los personajes John y Zahará en un café cerca de donde vivía en San Pedro Sula, Honduras.
Al principio me costó adaptar la historia para niños y lo que quería transmitir, por lo que ambos personajes pertenecen a mi infancia; mi primo Jhonny, yo y las múltiples aventuras y travesuras que hacíamos en el patio de la casa donde crecimos (Que era inmenso) y que muchas de ellas siguen en total secreto, fueron el aliciente perfecto para darle forma a este libro, claro el libro es totalmente ficción, pero al escribirlo imaginé a esos dos niños traviesos leyendo este libro e imaginándose lo bueno que sería salvar los animales (en vez de cazarlos como lo hacíamos en nuestras travesuras).
Crecí con mi hermana y primos, así que tuve una buena infancia, uno de los personajes de peso es “Madame Belle” una margarita africana gigante, ella trata de equilibrar la personalidad de ambos niños y cuando escribí sobre ella solo pensaba en mi hermana.
Cada personaje fue creado con mucho amor y no deje de pensar en todo momento la responsabilidad que tenía en mis manos; eran niños quienes iban a leerlo, por eso elegí meticulosamente todo, desde la narrativa hasta la casa editorial que lo publicaría. Me sentía responsable de autopublicar un libro infantil que no fuera apto para ese grupo de edad.
De la mano de Babi-bú libros ha nacido este libro, que tiene como fecha de lanzamiento el 5 de octubre, estoy muy contenta ya que los cambios que tuve que hacerle para adaptarlo a lectura infantil fueron pocos y aprendí mucho en el proceso.
Agradezco a todos los que me apoyaron en este proyecto, detrás de un libro hay más personas que han aportado algo para que salga a la luz.
Gracias a Allan Varela por la ilustración de portada, un vecino que creció junto a la casa donde crecí en nuestro querido pueblo: Yoro, Yoro, convirtiéndose en una promesa como artista.
Desde hace mucho tiempo he intentado escribir una novela romántica, pero por algún motivo las historias que creaba con el fin de darle un romance terminaban siendo aventura, fantasía, suspenso… Algo tan extraño, porque desde muy pequeña he disfrutado de las novelas románticas, he soñado junto a ellas las más dulces y eróticas escenas de amor.
La poesía romántica me encanta, pero de igual forma me cuesta escribirla; siempre termino dándole un toque de oscuridad e incertidumbre.
Así es que me propuse, como reto, iniciar una novela romántica corta, no para publicarla, sino como ejercicio personal. Cada vez que quería desviarme del romance reescribía y volvía al camino del amor. No pude escribirla sin dejar un tema social en ella: el feminismo o, mejor dicho, la idea errónea del feminismo que tienen muchas mujeres hoy en día y no las culpo, pues muchas de ellas han vivido situaciones espantosas. (Creo que no dejar un tema social en cada uno de mis libros, me es imposible.)
Mi inspiración
Fernando Dávila me recomendó un libro al leer mi poesía “Delirios de amor“, y ese libro fue: “La doble llama: Amor y erotismo“, de Octavio Paz. De inmediato lo añadí al final de la lista de lecturas, pero luego lo pensé mejor y decidí leerlo para ver si me inspiraba con mi nuevo reto. Así que lo saqué de la biblioteca pública y me dispuse a la tarea de leerlo.
“La doble llama: Amor y erotismo”, es un ensayo que Octavio Paz publicó en 1993 y que comenzó a escribir en 1965, donde recopila todas sus experiencias de lectura. Sin duda es una obra maestra, una joya de la literatura. Estoy más que agradecida con Fernando Dávila por habérmelo recomendado; quisiera hablar tanto del libro, pero es casi imposible, haría una entrada diferente cada día solo para comentar un párrafo. Por lo pronto, dejo la frase que más me ha gustado y que me ha ayudado en mi reto:
Sufre
…la dolencia
de amor que no se cura
sino con la presencia y la figura.
Se trata de Delfis y Simetha y sus encuentros eróticos.
Leer este ensayo me ayudó a culminar mi libro, aun no me decido por el nombre, siempre escribo y al finalizar la obra la bautizo. Estoy orgullosa del resultado, puede que considere autopublicarlo; aún no estoy segura, pues nunca he escrito algo parecido y, a pesar de que me gusta, no sé si manejo bien ese tipo de género «romántico y erótico».
Por lo pronto, les recomiendo este ensayo, estoy segura de que muchos lo han leído, pero si no es así, no duden en incluirlo en su lista de lecturas pendientes.
En lugares donde no existía demostraciones de amor, crecieron dos niños, ignorantes en sentimientos, ignorantes de un futuro. Pasaban de un lugar a otro, pero siempre juntos, los lugares de acogida podrían describirse de todas formas, pero nunca de acogedores.
Nadie se interesaba en ellos, eran solo un trabajo asignado y el pago era una pensión según cada caso. Aquellos niños crecieron sin crear raíces, después de todo tenían esa libertad de no estar atados, el único consuelo era la compañía mutua, conversaban frecuentemente, no entendían porque nadie los quería, miraban por las ventanas de sus maltrechos cuartos a niños ir cogido por las manos de sus padres, de vez en cuando se les permitía soñar, pero nada más. El derecho a tener un objetivo y planear metas para alcanzarlas no les estaba permitido y tampoco sabrían cómo hacerlas.
Un día crecieron, y como mercancía que ya no da frutos fueron expulsados al mundo, sin herramientas, ni conquistas. Amarga fue la sorpresa, y el miedo que sentían al verse expuestos en completa soledad, más juntos se abrieron camino, hicieron todo lo posible por tener un lugar, por crear raíces.
En los túneles de una ciudad vacía caminaron descalzos, juntos eran invencibles, cavaron sus propios caminos y al pasar los años, con la frente sudorosa y las manos envejecidas, se vieron a los ojos con amor, se abrazaron y se adentraron a su hogar que tantos años les había costado formar. Después de todo, hasta unos huérfanos crecidos en la aspereza de los sentimientos pueden encontrar el amor y subsistir.